Como se sabe, el autoestima radica, básicamente, en la opinión que poseemos hacia nuestra propia persona. Es decir, se trata de la valoración subjetiva mediante la cual establecemos nuestra valía como individuos.
En este proceso se combinan elementos como sensaciones, pensamientos, experiencias y creencias particulares. Todos ellos inciden en los juicios de valor que establecemos sobre nosotros mismos y, en definitiva, determinan la forma y calidad de la autoestima.

Al respecto juegan un papel fundamental tanto padres, como maestros y profesores, que de alguna manera nos evalúan constantemente, puesto que, justo allí puede originarse la calidad del respectivo diálogo interno que determina nuestra realidad.
Señales de una autoestima alta o baja en las personas
Todas las personas cuentan con autoestima, solo que en distintos niveles, según sea la calidad de la misma.
Una autoestima alta implica:
- Sentirse querido, aceptado y valorado por el entorno.
- Ser orgulloso por lo que se es y se hace.
- Tener confianza sobre sí mismo.
Una autoestima baja implica:
- Sentimientos de incomodidad hacia su propio ser.
- No creerse suficientemente bueno ante nada de lo que se hace.
- Emitir juicios duros y destructivos contra sí.
Tres aspectos fundamentales que debemos conocer
Básicamente, tres son los aspectos a considerar para mejorar nuestra autoestima, como veremos a continuación:
- Cognitivo: Involucra pensamientos, creencias e ideas que poseemos sobre nosotros mismos.
- Afectivo: Ligado a la respuesta emocional que damos ante nuestra auto valoración.
- Conductual: Implica nuestras acciones, especialmente referentes a la intención de lograr nuestro bienestar.

Consejos para mejorar tu autoestima
El autoestima puede mejorarse de muchas formas, sin embargo, en esta oportunidad, te mostramos algunos pasos precisos que te podrán ayudar:
- Pregúntate sobre el por qué de tus miedos e inseguridades, hasta dar con el origen de ellos.
- Enfrenta con valor lo que temes, sin importar los resultados derivados.
- Esfuérzate por satisfacer valores de acción en lugar de objetivos específicos, que pueden o no resultar como lo planeas.
- Identifica tus fortalezas y céntrate en ellas.
- Transforma tus pensamientos negativos, cuestionando racionalmente su razón de ser.
- Practica la autocompasión, perdonándote por los errores cometidos y entendiendo que nadie es perfecto.
- Realiza deportes o rutinas de ejercicios que mejoren tu estado de ánimo.
Finalmente, esfuérzate por mantener una actitud positiva y muestra una sonrisa a la vida para que recibas lo mismo de vuelta… ¡Te deseamos el mejor de los éxitos en esta importante tarea!