La empatía es esa capacidad que tenemos los seres humanos de percibir las emociones y pensamientos de los demás, establecida en el reconocimiento del otro como similar e identificándonos con sus experiencias. Por ello, es vital para la vida social.
Seguramente habrás escuchado este término, pues es muy conocido y utilizado de forma cotidiana, pero, ¿sabías que hay dos tipos de empatía? Así es, existe la empatía emocional y la empatía cognitiva. La primera, es aquella en la que se intenta conectar con la otra persona a través de su sentir, por una determinada situación por la que esté atravesando. Mientras que la segunda, hace referencia a buscar soluciones al problema que llevó a ese individuo a sentirse así. Sin embargo, la empatía cognitiva puede llegar a ser incómoda, puesto que hay personas que no están buscando una solución, sino que solo quieren ser escuchadas y comprendidas.

Características de las personas empáticas
Las personas empáticas tienen características que resaltan su inteligencia emocional. Algunas de estas son:
- Saber escuchar: esto es fundamental. Saber escuchar permite establecer relaciones constructivas y enriquecedoras. Las personas empáticas siempre están dispuestas a escuchar al prójimo.
- Identificarse con el otro: esto les hace capaces de ponerse en el lugar del otro y entender lo que sienten, lo que les preocupa o les causa alegría.
- Entender al otro: la empatía nos hace capaces de comprender sentimientos, emociones y expresiones del prójimo, pero además nos permite captar lo que manifiestan con sus gestos y comportamientos determinados.
- Ser respetuosos: en cuanto a las conductas, ideas y decisiones del otro individuo y su forma de afrontar la vida, aunque no estemos de acuerdo. El respeto es fundamental en la sociedad.
- Ser solidarios: una persona empática siempre tendrá ganas de socorrer al otro, sobre todo en un momento de necesidad. La empatía está relacionada con la sensibilidad.
- No juzgar: comprender las necesidades, sentimientos y problemas de otra persona, es muy importante, pero debemos hacerlo sin ser un juez en sus vidas. Es por ello que, antes de emitir un juicio, debes preguntarte: ¿mi opinión es verdaderamente algo que va a sumar?, ¿puedo ofrecer mi ayuda en vez de juzgar?
- Poseer una alta sensibilidad social: que permite adaptarse mejor a la sociedad, formando vínculos sinceros y sanos en diversas relaciones sociales. Además, suele facilitar las relaciones interpersonales, la negociación, la capacidad de persuasión, entre otros.
- Proponer soluciones que ayuden a la persona escuchada: debido a que la disposición para ayudar, puede favorecer el manejo y la resolución de conflictos.
- No ser pesimistas ni excesivamente positivistas: las personas empáticas tienen la capacidad de poder ejercer una influencia positiva en los demás, y hacerles ver que se puede salir adelante ante una determinada situación.
- Medir sus palabras para evitar herir al otro: las palabras tienen mucho poder. Una persona empática escoge muy bien sus palabras, piensa antes de hablar y evita hacer críticas, demeritar sentimientos y poner atención negativa en la persona, sin tomar en cuenta el problema o situación que se esté presentando.
Ejemplos de empatía
Algunos ejemplos muy sencillos de empatía, son los siguientes:
- Alegrarse por los logros de un ser querido o amigo, y disfrutarlos con ellos.
- Escuchar y darle importancia al problema o dificultad que alguien más tenga.
- Ayudar a una persona discapacitada, que intenta cruzar al otro lado de la calle.
- Respetar las ideas de otros compañeros en un trabajo de equipo.
- Defender al prójimo, víctima de una injusticia.
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